Tratamiento de adicción a la Cocaína
Sabemos que la adicción es una enfermedad cerebral. Todas las drogas aumentan la concentración de dopamina en el cerebro –neurotransmisor que regula la motivación y la percepción del placer– que motiva las acciones indispensables para la supervivencia del individuo. Además, el consumo de cocaína disminuye la actividad de la corteza frontal, encargada de ejercer juicios, tomar decisiones y controlar deseos y emociones; por lo que estas acciones quedan mermadas debido al consumo.
Además, el consumo repetido de cocaína debilita el sistema de la dopamina del cerebro hasta el punto de que hay cambios que permanecen aun cuando la persona deja de consumir. La cocaína bloquea el mecanismo que recicla la dopamina una vez que se libera; el cerebro se acostumbra al exceso de dopamina generando tolerancia y posteriormente dependencia a la sustancia.
Por ello una intervención para el tratamiento de la adicción a la cocaína requiere la prolongación del tratamiento en el tiempo, ya que esta es una enfermedad crónica. Así, se recomienda un seguimiento de unos 5 años y posteriormente mantener la intervención terapéutica para mantener la abstinencia.
Efectos y riesgos derivados del consumo de cocaína
En cuanto a las formas de consumo de cocaína existen varias –hojas de coca, sulfato de cocaína, clorhidrato de cocaína y cocaína base o crack– aunque generalmente se fuma o se esnifa, también se consume por vía intravenosa. Sus efectos solo tardan unos 5 segundos en evidenciarse. Algunos de los efectos causados por el consumo de cocaína son: ausencia de fatiga, insomnio, ausencia de hambre; aceleración del ritmo cardíaco y de la presión arterial; exaltación del estado de ánimo y mayor seguridad en uno mismo; aumento del deseo sexual; bienestar inicial seguido de conducta impulsiva; irritabilidad, cansancio y apatía.
En cuanto al síndrome de abstinencia de la cocaína, causa depresión, insomnio, fatiga, irritabilidad y falta de placer ante estímulos.
Por otra parte, el uso y abuso de la cocaína viene acompañado de riesgo de hemorragias nasales, problemas respiratorios, alteración del sueño, apatía sexual, impotencia, trastornos nutricionales, alteraciones cardiocirculatorias, accidentes vasculares, complicaciones psiquiátricas, ansiedad, disminución de la concentración y de la memoria, paranoias y/o psicosis. Con nuestro test podrás resolver cualquier duda que tengas al respecto.