Contenido
Que efectos produce la cocaína
La cocaína es una droga química altamente adictiva perteneciente a las sustancias psicoestimulantes. Su consumo provoca que el organismo se acelere, experimente más energía; pero también que las funciones cerebrales, el sistema nervioso y el sistema cardiovascular se vea demasiado sobreestimulado. Todo lo cual provoca que el sujeto se sienta más nervioso, enérgico, en mayor estado de alerta.
Los resultados de la investigación actual sobre esta sustancia psicoactiva señala que a corto plazo puede producir una intoxicación aguda; a largo plazo, puede provocar muchos problemas de deterioro de la salud física y mental. E incluso puede provocar casos de mortalidad precoz, por intoxicación aguda o crónica; ya que lo más peligroso del uso de esta droga ilegal radica en dosificarla (y, por tanto, evitar la sobredosis).
Las consecuencias
Sin embargo, las consecuencias del uso de cocaína generan un gran impacto biopsicosocial en sus usuarios; al igual que sucede con la mayoría de los casos de consumo de drogas de abuso. Dichas consecuencias se concretan en alteraciones neurológicas, fisiológicas, psicológicas y conductas antisociales.
Así pues, tal como afirma la Organización Mundial de la Salud: « No hay en el organismo sistema físico que no sea afectado por las drogas; y otro tanto ocurre con la mayor parte de las funciones psíquicas del hombre ». Esta premisa puede perfectamente aplicarse a la cocaína y sus duros efectos.
A grandes rasgos, los efectos más comunes de los componentes de la cocaína son:
- Sensación de euforia y vigor.
- Delirios, alucinaciones y psicosis.
- Incremento de la presión arterial y el ritmo cardíaco.
- Aumento de la temperatura corporal y sudoración abundante.
- Ansiedad, nerviosismo, agitación.
- Falta de apetito, adelgazamiento.
- Carencia de sueño.
Ahora bien, son diversos los motivos por los cuales esta sustancia psicotrópica resulta tan nefasta para la salud fisiopsicológica; pero sin lugar a dudas, una de las razones radica en su composición química pura, pero sobre todo cuando es adulterada en su contenido.
Componentes de la cocaína según sus formatos
Con el fin de entender mejor esta afirmación, es conveniente realizar un muy sucinto repaso por la historia de la cocaína. De este modo, podremos conocer cuáles son sus sustancias químicas más genéricas,dependiendo de su tipo de formato; pues, la cocaína se presenta como una de las drogas comunes con más derivados.
Esta sustancia psicoactiva se trata de un alcaloide o componente activo. Proviene de la planta de coca, un arbusto que crece en los Andes, principalmente en Colombia, Perú y Bolivia. Entre todas las denominaciones de hoja de coca que existen, las diferencias en su contenido de cocaína se establecen entre un 0,1 y un 0,9 %. Las hojas de coca pueden utilizarse como un estimulante natural de uso diario, sin que revista ningún tipo de adicción.
Sin embargo, en el siglo XIX, científicos europeos consiguen aislar el alcaloide fundamental de esta planta, la cocaína. Se expande, entonces, su empleo como anestésicos locales en el medio sanitario. Mientras que, a nivel popular, se podía consumir cocaína en formatos de pastillas y jarabes de venta libre en farmacias y droguerías. Si bien, este uso popular se debía a sus efectos revitalizantes. De ahí que, en sus comienzos, la compañía Coca Cola la utilizase en la composición de su bebida.
Por esa misma época, se consiguió sintetizar la cocaína en laboratorios y se llevó a cabo el proceso de elaboración de clorhidrato de cocaína —o polvo blanco. Se trata de pequeños cristales blancos que se obtienen al mezclar la pasta de coca con ácido clorhídrico. Una vez pulverizada la pasta que se forma, puede consumirse de modo intranasal o intravenoso.
Otros derivados de la cocaína
Pero el gran apogeo que vivió su consumo a partir de la década de los 80 dio paso a la producción de nuevos formatos y nuevos componentes de la cocaína. Uno de ellos es la pasta de coca, que se elabora en base a residuos de la cocaína, aún no refinados; mezclados con otros productos químicos, como el ácido sulfúrico, éter, cloroformo o queroseno.
Otro derivado de la cocaína es el crack o cocaína base. Éste se obtienen combinando clorhidrato de cocaína exento de sal y con bicarbonato sódico generalmente; pero también puede mezclarse con otras sustancias como el amoníaco. Este formato conlleva el más alto riesgo de adicción. Además sus efectos también son más rápidos, intensos y tóxicos que los que provoca la pasta de coca o el clorhidrato de cocaína.
La sociedad no es consciente de todas las sustancias tóxicas que ingresa en su cuerpo cuando toma una droga.
Más allá del clorhidrato de cocaína
Por lo tanto, ya de entrada, cualquier producto cocaínico presenta en su composición una serie de combinaciones químicas de lo más nocivas para el organismo. Y, sin embargo, garantizamos que eso no supone lo peor de los componentes de la cocaína que se comercializa por la calle.
En efecto, lo más preocupante de esta droga psicoestimulante no se debe solamente a los estragos que causa su consumo per sé; sino a la adulteración que sufre su composición de la cocaína cuando llega a los consumidores.
No en vano la popularización de la cocaína; que pasó de ser una droga propia de las élites sociales a ser consumida por todas las capas de la sociedad, no ha sido gratuita. El motivo radica en las numerosas veces que esta droga se corta —se mezcla—con sustancias de los inverosímiles y tóxicas para sacar mayor rentabilidad.
Así, según avalan informes del Instituto de Medicina Legal de Galicia (IMELGA); cada gramo de cocaína o cada papelina incautada contienen auténticos cócteles químicos sumamente nocivos.
Si bien la cocaína que llega desde Latinoamérica suele presentar un 80% de pureza en su fabricación; una vez adquirida por los narcotraficantes locales es adulterada con otros productos para triplicar sus beneficios. Así, por cada kilo de cocaína pura se le suele añadir un par de kilos de otras sustancias. Con lo que el porcentaje de cocaína que contiene al final puede llegar simplemente al 35% aproximadamente.
Pero eso no es todo. Según fuentes policiales, en no pocos casos la cocaína que incautan a los camellos locales presenta sobre un 20% de clorhidrato de cocaína. El resto son productos químicos de toda índole. Esto se debe a que, los propios traficantes locales vuelven a cortar la cocaína —ya por tercera vez— para obtener mayores ganancias.
¿Cúales son los productos con que se adulteran los componentes de la cocaína pura?
La respuesta resulta de lo más sorprendente… y espeluznante.
La mera verdad es que resulta difícil descubrir qué componentes contiene una raya de cocaína o una base libre a simple vista. Sin embargo, las pruebas que se realizan en laboratorios sí arrojan respuestas mucho más concretas. De sus investigaciones se concluye que son diversos los productos con que se corta la cocaína pura.
En el más inocuo de los casos, se trata de analgésicos, anestésicos o azúcares y edulcorantes. Esta combinación resta efectos estimulantes a la cocaína o sencillamente no interactúan con ella. También resulta bastante común que se misture con cafeína, en cuyo caso se potencia los efectos psicoactivos de la cocaína.
Asimismo, es habitual que se incluya polvo de tiza, de talco, lactosa, anfetaminas, antihistamínicos o benzocaína en cada gramo de cocaína. Pero los casos más aberrantes son aquellos que mezclan pesticidas, desatascadores, fertilizantes, matarratas o detergente. Es decir, auténticas sustancias venenosas que pueden doblar la probabilidad de intoxicación que ya de por sí va implícita en la cocaína.
En cuanto a la pasta de coca, hecha con los residuos que quedan del proceso de transformar la pasta base en cocaína; ésta suele ser adulterada con numerosos disolventes.
Ante tal panorama de mezcolanzas químicas infames, ¿cómo no va a resultar altamente perjudicial, cuando no mortal, el consumo de cocaína?
Otros factores que aumentan los efectos tóxicos de la cocaína
Cabe recordar, por último, que existe una fuerte correlación entre el consumo de cocaína y el uso abusivo de otras sustancias psicoactivas; es decir, un alto porcentaje de cocainómanos son politoxicómanos. Un 90 % consumen al mismo tiempo tabaco o alcohol; un 75 % hachís; un 8 % heroína. También es usual que muchos recurran al uso de tranquilizantes o somníferos para poder dormir.
Asimismo, tanto el crack, como la pasta de coca y la misma cocaína pueden utilizarse directamente combinadas con tabaco, marihuana o heroína.
Dejando de lado los fármacos, obviamente el resto de las sustancias psicotrópicas también contienen sus propios químicos nocivos. Así pues, la realidad es que la adicción a dos o más sustancias incrementan las consecuencias adversas de cada una de ellas. Ciertamente, la sociedad no es consciente de todas las sustancias tóxicas que ingresa en su cuerpo cuando toma una droga por mero uso recreativo o placentero.
Así las cosas, no es de extrañar que de sus consumos reiterativos sólo quepa esperar un sinfín de problemas y deterioros de la salud física y psicológica; lo que, sin duda, repercutirá fatalmente en la calidad de vida de la persona consumidora.
Referencias bibliográficas
González Llona, I., Tumuluru, S., González-Torres, M. Á., & Gaviria, M. (2015). Cocaína: una revisión de la adicción y el tratamiento. Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, 35 (127), pp. 555-571. Recuperado de http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0211-57352015000300008
Iglesias, E. B. (2007). Bases psicológicas de la prevención del consumo de drogas. En Papeles del psicólogo, 28 (nº 1), pp. 11-20. Recuperado de https://www.redalyc.org/pdf/778/77828103.pdf
Mahia, A. (2016). ¿Qué lleva dentro una raya de cocaína? Recuperado de https://www.lavozdegalicia.es/noticia/galicia/2016/04/10/lleva-dentro-raya-cocaina/0003_201604G10P5991.htm
Pascual, F.; Torres, M. y Calafat, A. (Edit.) (2001). Monografía Cocaína. En Adicciones, vol. 13, suplemento 2. Recuperado de http://www.pnsd.mscbs.gob.es/profesionales/publicaciones/catalogo/bibliotecaDigital/publicaciones/pdf/cocaina.pdf
Rubio, G. y Santo-Domingo, J. (2004). Todo sobre las drogas. Información objetiva para decidir y prevenir. Ediciones Martínez Roca. Madrid.
Deja una respuesta