Dado que el número de personas que consumen cocaína en España se mantiene elevado, cabe exponer cuáles son las consecuencias de la cocaína. Tanto si se refiere a su uso o a su abuso, las consecuencias del consumo van más allá de los efectos de la cocaína en la salud personal. De hecho, sus consecuencias tienen un cariz biopsicosocial. Su presencia en la sociedad reviste muchas preocupaciones; puesto que sus consumidores pueden experimentar casos de urgencias sanitarias, conductas antisociales y tener que lidiar con problemas legales.
La cocaína es una droga ilegal sumamente problemática. Como sustancia psicoestimulante sus efectos a corto plazo son potentes, pero de escasa duración. Ello incita a que un uso continuo de la misma, lleve a un abuso y este abuso desarrolle laenfermedad de la adicción. Y este proceso se puede dar con cierta rapidez, dado el poder adictivo que posee.
Los resultados de la investigación global sobre esta sustancia psicoactiva, señalan que su consumo abusivo ocasiona graves alteraciones mentales y fisiológicas. E incluso puede provocar casos de mortalidad, por intoxicación aguda o crónica. Sin embargo las consecuencias del uso de cocaína tienen un impacto biopsicosocial, al igual que sucede con los efectos de las drogas en la mayoría de los casos.
Así, en líneas generales, su consumo corrompe el funcionamiento natural del cerebro, lo que origina toda una serie de trastornos y alteraciones. Estas consecuencias se manifiestan en problemáticas neurológicas, fisiológicas, psicológicas y conductuales, así como sociales.
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CONSECUENCIAS FISIOLÓGICAS CAUSADAS POR LA COCAÍNA
Básicamente, la cocaína degenera mucho el organismo. Esto es debido a que lo expone a una aceleración intensa de sus funciones, y limita el aporte de sangre y oxígeno al cuerpo. Por lo que cabe esperar que la salud de sus usuarios revista un gran deterioro multiorgánico.
Así, tanto si se consume de forma esporádica, como —sobre todo— si se usa de forma abusiva; e independientemente de la dosis o del tipo de consumo; la cocaína promueve consecuencias físicas graves , con mayor proporción en las personas jóvenes. Su uso es la causa más frecuente de mortalidad por infarto, ictus, convulsiones generalizadas o muerte súbita.En efecto, al acelerar el ritmo cardíaco, puede causar desde taquicardias hasta un infarto cardíaco, debido a la falta de oxígeno. Además, al disminuir el grosor de los vasos sanguíneos, puede aparecer aumento de la presión arterial. La peor consecuencia de esto es el riesgo de hemorragias cerebrales.
La cocaína produce quemaduras en las vías respiratorias, problemas pulmonares o hemorragia pulmonar. En aquellas personas que la esnifan puede producirse la perforación del tabique nasal. En todos los casos, estas personas padecen una pérdida del sentido del olfato.
Las alteraciones neurológicas que provoca esta sustancia tienden a ser graves. La obstrucción y rotura de los vasos sanguíneos deviene en hemorragias o accidentes vasculares cerebrales. Además, las convulsiones y crisis epilépticas son muy frecuentes, tanto en consumidores de cocaína esporádicos como crónicos. Sin olvidar, las cefaleas, migrañas y el aumento de la temperatura corporal.
Por último, cabe mencionar las complicaciones gastrointestinales, el dolor abdominal agudo, vómitos; así como las lesiones renales y hepáticas que aparecen como consecuencias de la alta toxicidad de esta droga.
CONSECUENCIAS PSICOLÓGICAS DE LA COCAÍNA
Quizás las peores consecuencias de esta sustancia psicoactiva tienen que ver con cómo afecta a la salud mental del consumidor. Así, la cocaína tiene una estrecha vinculación con la aparición de enfermedades mentales. Pues los episodios paranoides, las alucinaciones auditivas y la pérdida del contacto con la realidad son habituales consecuencias de la cocaína en el cerebro.
Los cambios bruscos de ánimo, la irritabilidad y la impulsividad irreflexiva son las primeras señales de las consecuencias de esta droga. Como también lo son las conductas irresponsables, la dificultad para dormir y los hábitos disfuncionales en la alimentación. Todos estos rasgos psicológicos, junto al deseo irresistible de consumir cocaína, conforman el síndrome de abstinencia propio de este estimulante.
Asimismo, la cocaína provoca sensaciones de agitación y ansiedad exacerbada, que pueden desembocar en situaciones de pánico. Al igual que la impresión de sentirse controlados, perseguidos y amenazados, conlleva una actitud defensiva acompañada de comportamientos agresivos.
Por otro lado, los estados depresivos también se manifiestan en gran parte de los consumidores. De ahí que caigan en la apatía, la desazón, la ausencia de responsabilidad y sentido personal como parte de este cuadro depresivo. En casos extremos, pueden aparecer incluso ideas de suicidio. El consumo de cocaína puede ser también un desencadenante a largo plazo de trastornos psicóticos que evolucionen en esquizofrenia.
Algunas personas cocainómanas sufren alucinaciones zoópsicas, causantes de un picor desesperante que atribuyen al supuesto de ser invadidos por una plaga de insectos. Dichas alucinaciones pueden ocasionar lesiones cutáneas.
CONSECUENCIAS SOCIALES DE LA COCAÍNA
Las consecuencias de la cocaína, se reflejan también en numerosos problemas de convivencia social. Esto es debido a que las alteraciones psicológicas producen conductas antisociales y desadaptativas. Dichos comportamientos se ven incitados por la impulsividad, la disminución de capacidad de juicio y los estados paranoides, especialmente.
Así, actos violentos, conductas temerarias y deterioro de las relaciones interpersonales son males comunes en los consumidores de cocaína. Porque las alteraciones mentales que causa el abuso o la adicción a esta droga terminan repercutiendo en diversas facetas vitales de la persona consumidora. En este sentido, las consecuencias sociales más destacadas son las siguientes:
CONSECUENCIAS EN LA SOCIABILIDAD
Los cambios emocionales bruscos, las reacciones exageradas o la apatía, son algunas muestras de las alteraciones en la personalidad del consumidor. Y, en muchos casos, ni siquiera él mismo entiende por qué se comporta así; lo que provoca que el propio adicto se desconozca a sí mismo y se incomunique con el mundo en general.
Pero lo cierto es que son las personas más próximas las que más sufren por estos cambios de personalidad . Lo cual incide en la degradación de las relaciones familiares o sociales.En efecto, los cambios de estado anímico, la irritabilidad y el nerviosismo ocasionan muchas desavenencias en la vida social del cocainómano; al igual que sucede con su tendencia a la agresividad o su impulsividad. Las discusiones, los ataques de ira, los malos tratos y la falta de juicio entorpecen la buena convivencia o relacionamiento con las personas del entorno. De ahí que sean habituales los enfrentamientos familiares, las rupturas de pareja o los problemas con los compañeros en su vida diaria.
La actitud de estar a la defensiva, motivada por los recelos que la cocaína incrementa, pueden llevar a la incomunicación y el aislamiento social voluntario. No obstante, la realidad es que esa incomunicación social es un reflejo del mundo interno del cocainómano; puesto que la droga altera su personalidad y llena de nebulosidad sus pensamientos. Lo cual redunda en cometer acciones desadaptadas o decidir desligarse del mundo circundante.
TENDENCIA A ACCIDENTES
Conducir o ir a trabajar bajo los efectos de la cocaína puede acarrear accidentes involuntarios con consecuencias fatales. Esto se debe a que el uso de esta sustancia nubla el juicio y hace caer en una enajenación de la realidad. Muy relacionada con esta distorsión mental se halla el llamado Síndrome de Superman. Este aparece cuando, tras consumir, la persona se siente más poderosa y rebosa complejo de superioridad. Ello le estimula a realizar conductas temerarias de diversas consecuencias.
CONSECUENCIAS EN EL RENDIMIENTO ACADÉMICO O LABORAL
Por otro lado, el abuso o la adicción a la cocaína disminuye el rendimiento intelectual, ocasionando problemas en el rendimiento académico y laboral. A ello hay que sumar el absentismo motivado por los problemas de salud o de desinterés del individuo; así como el incumplimiento de las obligaciones. En el caso de los trabajadores, esto puede originar un despido.
CONSECUENCIAS ECONÓMICAS
Consumir cocaína sale muy caro. Y al tener unos efectos tan efímeros y el organismo adaptarse rápidamente a su presencia; el adicto tiende a repetir las dosis para alcanzar los efectos placenteros de los primeros tiempos. De ahí que mantener este hábito sea tan costoso y trastoque tanto la economía del consumidor. No es raro que muchos de ellos estén endeudados o carezcan de recursos económicos suficientes. Y si éste se convierte en dependiente a la cocaína, el problema se agrava aún más. Además, si no dispone de empleo, el adicto puede verse tentado a cometer algún delito para poder financiar su adicción; pues, la compulsión a consumir, en los drogodependientes, es casi imposible de controlar.
CONSECUENCIAS PUNITIVAS
La cocaína, en todas sus presentaciones, es considerada una droga ilegal y dura. Su tenencia y consumo personal no constituye un delito; pero sí es un hecho sancionable a través de la aplicación de multas a los usuarios. Por tanto, no es infrecuente que los consumidores o adictos sean interceptados por la policía y reciban sanciones administrativas. Al mismo tiempo, si la persona cocainómana lleva a cabo algún tipo de delito (como robo o hurto) motivado por su adicción; es muy probable que, además, se vea envuelta en problemas judiciales.
CONSECUENCIAS DE RECHAZO SOCIAL
Existen muchos estereotipos y clichés sociales, todos negativos, acerca de las personas consumidoras abusivas de drogas o drogodependientes. La sociedad margina a estos individuos y los culpabiliza de su propia dependencia. No en vano, ¿cuántas veces se habla de ellos como personas amorales, débiles de voluntad o descarriadas? Como también los estigmatiza bajo el concepto de individuos peligrosos para la sociedad; sin plantearse ni pararse a comprender el auténtico calvario por el que pasan estas personas. Pues, ¿quién comienza a consumir cocaína esperando convertirse en un drogadicto?
FACTORES QUE AUMENTAN LAS CONSECUENCIAS DE LA COCAÍNA
Suele ser habitual que los consumidores o adictos a la cocaína también consuman otro tipo de sustancias psicoactivas; es decir, sean politoxicómanos . Lo más común es que se combine la cocaína con sustancias depresivas, como el alcohol o los sedantes. De este modo, contrarrestan los efectos estimulantes sobre el sistema nervioso central. De hecho, diversos estudios señalan que muchos cocainómanos se vuelven alcohólicos, pues el alcohol les ayuda a rebajar su ansiedad. No obstante, la realidad es que la adicción a dos o más sustancias incrementan las consecuencias adversas que devienen de todo consumo de drogas. Con especial énfasis en lo que se refiere a la salud física y psicológica.Por otro lado, las consecuencias biopsicosociales que aparecen tras el consumo de cocaína se agravan si el individuo tiene una disposición genética. Este fenómeno se denomina comorbilidad. Las interacciones más propensas son los trastornos depresivos, de ansiedad, psicóticos o trastornos de personalidad, incluyendo la personalidad antisocial.
CONCLUSIÓN
Es claro que para la sociedad, las adicciones y los diversos trastornos que provocan, resultan un serio desafío público. De hecho, la adicción a las sustancias psicoactivas es uno de los principales problemas sanitarios en los países desarrollados, según la OMS. Más allá de la relativa accesibilidad que la población tiene a estas sustancias nocivas; el mayor problema que presentan radica en su consideración como tema tabú y de estigma social.
Así, la drogadicción, no termina de asumirse como una enfermedad mental. Sus consecuencias no sólo impactan en la población que las consume,sino en toda la sociedad en general. Un ejemplo de ello es el importante gasto sociosanitario que provoca. Para atajar esta problemática es preciso su aceptación como fenómeno social que hay visibilizar y atender convenientemente.
¿Cómo? A través de programas de prevención; apoyando investigaciones sobre cómo tratar esta enfermedad o cómo obtener un tratamiento farmacológico efectivo que bloquee la adicción, etc. Pero, principalmente, dejando de estigmatizar —cuando no criminalizar— a la persona adicta. Y haciendo visible una realidad que debe ser afrontada desde todos los ámbitos, con naturalidad y sin cargas afectivas negativas.
Porque esa concepción social tan sancionadora —moral y legalmente— que envuelve al mundo de las drogas, es lo que provoca que muchos consumidores se aíslen y no se atrevan a pedir ayuda cuanto antes. Y cuanto más tiempo pasen en el laberinto del consumo desmedido, más trágicas serán sus consecuencias.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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