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Introducción de la cocaína en la sociedad
En la actualidad la prevalencia del consumo de la cocaína sigue siendo muy elevada en nuestra sociedad; si bien desde el año 2010 se ha experimentado un ligero descenso. A pesar de conocerse la enorme toxicidad y los graves consecuencias que la cocaína produce en nuestra salud y nuestra calidad de vida.
De hecho, la dependencia a la cocaína ha producido un aumento en el número de individuos que solicitan tratamiento contra su adicción. Así, junto con el alcoholismo, las personas cocainómanas suponen el grueso de las admisiones de ingreso en centros especializados en drogodependencias.
La cocaína se basa en el alcaloide extraído de la planta hoja de coca, una planta andina cuyo nombre científico es Erythroxylum coca. La mayor parte de ella, llega procedente de Colombia. España es una de las puertas de entrada de la cocaína en Europa; ya que cuenta con una red de narcotráfico costera que facilita su arribo a nuestras fronteras.
Como consecuencia de esta accesibilidad al polvo blanco, una gran parte de la misma es distribuida y consumida en nuestro país. Lo que señala la presencia que ha alcanzado esta sustancia psicoactiva en nuestra sociedad; especialmente durante las salidas nocturnas de fin de semana o los periodos vacacionales. Y es que la cocaína es una de esas drogas que se consume, principalmente, con carácter recreativo ; pues se recurre a ella por su discutido efecto placentero y eufórico.
Perfil del consumidor de cocaína
En cuanto al perfil de la población consumidora, el consumo de cocaína es más frecuente en hombres que en mujeres; y su franja de edad más activa va de los 15 a los 34 años. Si bien la edad media de inicio a esta drogadicción es a los 20 años. Asimismo, los consumidores de cocaína generalmente lo son también de otras sustancias psicoactivas. Sobre el 90 % consumen alcohol y tabaco; un 75 % hachís y un 8 % heroína.
Con todo, esta sustancia tan adictiva posee una gran versatilidad en cuanto a su consumo. Versatilidad que viene dada por tanto por su composición como por los diversos modelos de presentación y formas de consumo de la cocaína.
Formas de presentación de la cocaína
Existen distintos tipos de preparados y modos de presentación, de las cuales se derivan las formas de consumo de la cocaína más habituales.
Todas ellas se obtienen a partir de las hojas de coca, masticada por muchos pueblos de los Andes, de donde se extrae el alcaloide básico de la cocaína. A partir de ahí podemos hablar de:
Pasta de coca o bazuko
Es una sustancia pastosa que se consigue al mezclar las hojas de coca con ácido sulfúrico o amoníaco. Se produce como resultado una pasta que sería el sulfato de cocaína. Normalmente es el propio consumidor quien la prepara. Su consumo suele ser minoritario en España y se lleva a cabo fumándola.
Clorhidrato de cocaína o cocaína en polvo
El formato más usual que presenta la cocaína en nuestro país y el más conocido a nivel popular. La cocaína en polvo se obtiene al misturar la pasta de cocaína con ácido clorhídrico. De ahí su sabor amargo y su efecto anestésico en la boca y la nariz. Este formato de cocaína no puede ser consumida por vía pulmonar (o fumada).
Cocaína base o crack
Se trata del clorhidrato de cocaína exento de sal y mezclado con amoníaco o agua y bicarbonato sódico. La mezcla química se deja evaporar y se convierte en una pasta de base libre. Este tipo de presentación, que reviste un fuerte componente adictivo, se emplea de forma fumada o calentada sobre papel de aluminio. Además, se consigue ya listo para consumir. No obstante, su consumo es mínimo en nuestro país.
Cuando indicamos que la cocaína adquiere gran versatilidad en cuanto a su composición, nos referimos al hecho de que rara vez se consume cocaína pura. Es decir, lo que circula por ahí en la mayoría de los casos es una amalgama de cocaína adulterada con otras sustancias químicas. Un método muy utilizado para averiguar su pureza es frotar un poco de esta droga sobre la encía. Si rápidamente provoca sensación de anestesia, indica que es de calidad.
Formas de consumo de la cocaína
La cocaína puede emplearse de tres modos distintos básicamente: por vía intravenosa, intranasal o pulmonar. De los modos de empleo depende la intensidad de los efectos de la cocaína sobre el organismo.
Consumo intranasal
La forma más frecuente del consumo de la cocaína es esnifándola o inhalándola por la nariz. Esta elección se debe a que en la zona nasal existen numerosos vasos sanguíneos; lo que contribuye a que la droga pase rápidamente a la sangre. Por tanto, en cuestión de unos pocos minutos, el consumidor sentirá los efectos de la cocaína. Habitualmente éstos duran entre media hora y una hora.
Una vez que dichos efectos remiten, la persona sentirá cierta urgencia por volver a consumir, para calmar el malestar que deja el consumo. De ahí que esta forma de consumir cocaína genere gran dependencia.
Uno de los efectos adversos más conocidos que causa el consumo intranasal son los sangrados nasales y las perforaciones del tabique nasal. Ello se debe a los daños que producen los pequeños cristales o escamas que contiene la cocaína en polvo.
Consumo intravenoso
Entre las formas de consumo de la cocaína, esta provoca los efectos más potentes y relativamente inmediatos de euforia en el consumidor; dado que la droga se inyecta directamente en sangre. Sin embargo, los efectos son de corta duración, pues tienden a desaparecer antes de la media hora.
Al igual que ocurre cuando esta sustancia es inhalada, el desvanecimiento de sus efectos deja al consumidor sumido en un profundo malestar fisiopsicológico. Lo que termina generándole una urgencia por inyectarse nuevas dosis, a fin de calmar su ansiedad y volver a experimentar satisfacción. Finalmente, este formato de consumo resulta altamente adictivo.
Consumo por vía pulmonar
Como mencionamos anteriormente, la pasta de cocaína y la cocaína base suelen fumarse, ya sea utilizando pipas de agua, ya sea calentándola sobre aluminio. En ambos casos el humo se inhala por la boca hasta los pulmones, con ayuda de un tubo. Una vez instalada en los pulmones, el 70% de la cocaína aspirada pasará a la sangre y al cerebro inmediatamente, en cuestión de segundos.
Esta es la forma más adictiva de consumir la cocaína, por la rapidez y la intensidad con que aparecen los efectos estimulantes. Y aunque el comportamiento de la droga en el organismo son similares a los obtenidos por vía intravenosa; de manera fumada sus efectos se reducen a unos 10 minutos de duración.
No obstante, se constata una mayor preferencia por el consumo por vía pulmonar que por vía intravenosa. Puesto que, al ser fumada, no existe riesgo de contagio de enfermedades infecciosas.
Diferentes vías de consumo, pero mismas consecuencias
Sea cual sea la elegida de las formas de consumo de cocaína, siempre existe el peligro de estar ante una de las sustancias psicoactiva que más adicción genera.
Si bien es cierto que la cocaína es una droga estimulante que aporta energía física y aumenta el estado de ánimo, en un primer momento; cuando sus efectos desaparecen provoca todo lo contrario: fatiga, apatía y baja energía, lo que incita a volver a consumir más.
Sin embargo, el organismo se torna cada vez más tolerante con esta droga, es decir, se habitúa a la misma. Lo que implica que cuando el consumidor no le aporta una nueva dosis, el organismo se verá bajo los efectos del síndrome de abstinencia. Del mismo modo, la adaptación del organismo a la cocaína exige que cada vez se consuma dosis más elevadas para conseguir los efectos estimulantes iniciales. He aquí donde se crea el círculo de la adicción: la persona necesita consumir cada vez con mayor frecuencia y en mayores dosis. Con los estragos que ello supone para la salud del individuo, principalmente porque es muy probable que desarrolle la enfermedad de la adicción.
Así, cuando el consumo se vuelve reiterativo en el tiempo, la persona consumidora se convierte en cocainómana; consumiendo más bien por aliviar el síndrome de abstinencia, que por el mero hecho de obtener placer.
Las consecuencias y complicaciones que se derivan del abuso o dependencia a la cocaína son múltiples. Pero todos atañen a graves problemas de salud física y mental —e incluso social— para la persona adicta. Quizá las más importantes sean los cambios bruscos en la temperatura corporal y la elevación de la presión arterial y de la frecuencia cardíaca; lo que provoca un gran riesgo de sufrir hemorragias cerebrales, infartos y arritmias. Así como puede causar la aparición de trastornos mentales diversos, ansiedad, alucinaciones, ataques de pánico, depresiones fuertes e insomnios prolongados.
La droga con mayor riesgo
Por lo demás, dentro del mundo vinculado al consumo de drogas, la cocaína se erige como aquella que reviste mayor riesgo de mortalidad. Y es que el consumo de cocaína cuadruplica las probabilidad de sufrir una muerte súbita , según arrojan los resultados de estudios recientes.
Es por eso que, al final, muchos cocainómanos terminan combinando el consumo de cocaína con el de otras sustancias sedantes como el alcohol, ansiolíticos o heroína. Pues nada ansían más que encontrar la paz perdida, sensación ficticia que encuentran en el consumo de drogas.
Referencias bibliográficas
- Ministerio de Sanidad (s/f). Plan nacional sobre drogas. Cocaína. Recuperado de http://www.pnsd.mscbs.gob.es/ciudadanos/informacion/cocaina/home.htm
- Pascual, F.; Torres, M. y Calafat, A. (Edit.) (2001). Monografía Cocaína. En Adicciones, vol. 13, suplemento 2. Recuperado de: http://www.pnsd.mscbs.gob.es/profesionales/publicaciones/catalogo/bibliotecaDigital/publicaciones/pdf/cocaina.pdf
- Rubio, G. y Santo-Domingo, J. (2004). Todo sobre las drogas. Información objetiva para decidir y prevenir. Ediciones Martínez Roca. Madrid.
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