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El eterno dilema entre ansiedad y consumo de drogas
La ansiedad es un estado emocional intenso e incontrolable basado en la emoción primaria del miedo. Así, una persona puede ser diagnosticada con trastorno de ansiedad cuando siente un pavor infundado ante situaciones que no son una amenaza. Podría decirse que se trata de un problema de salud mental reiterativo y exagerado. Pues, llega a paralizar a quien lo padece y obstaculizar su vida diaria.
A nivel fisiológico, se produce una especie de colapso del sistema nervioso central, el autónomo y el motor, además de alteraciones en el sistema inmune. Los síntomas más característicos de los problemas de ansiedad son: taquicardias, sensación de asfixia, hipertensión arterial, sudoración excesiva y mareos. También puede ocasionar cefaleas, náuseas, vómitos, tensión muscular, insomnios y problemas gástricos.
La relación entre ansiedad y consumo de sustancias psicoactivas suele ser estrecho en muchos casos, así como bidireccional. Pues, a menudo, individuos con cuadros ansiosos recurren a algunas drogas para controlar la ansiedad. Así, las personas que sufren de trastornos ansiosos previos, suelen consumir drogas depresoras como el alcohol u otras, como el tabaco. En gran parte de estos casos, existe una tendencia a utilizar estas sustancias como mecanismo de desinhibición o relajación para afrontar situaciones sociales.
Pero también el consumo continuado y abusivo de algunas sustancias tóxicas deriva en la aparición de cuadros psicóticos o ansiosos . Esto sucede especialmente en el caso de consumidores de cocaína, éxtasis u otras sustancias estimulantes del sistema nervioso. Si bien, también ocurre con el consumo prolongado de otras drogas.
En esta ocasión, nos centraremos en analizar la relación que existe entre la ansiedad y el consumo de cocaína. Cómo incide un fenómeno en otro y cuál es el patrón más común que se establece entre ambos.
Trastornos de ansiedad como consecuencia del consumo de drogas
Está demostrado que los sujetos con abuso de sustancias nocivas o drogodependencia presentan mayores niveles de ansiedad que la población no consumidora.
Por tanto, cabe mencionar a aquellas personas con un historial de abuso o dependencia a una droga que han interrumpido su consumo. Ya sea porque llevan un tiempo sin tomarlas o porque se hallan en proceso de desintoxicación, pueden sufrir el síndrome de abstinencia. Este se halla íntimamente asociado al fenómeno de tolerancia que producen las sustancias tóxicas en el organismo tras periodos de consumos repetidos.
Ambos fenómenos, tolerancia y síndrome de abstinencia, hacen de la drogodependencia una enfermedad fisiopsicológica. En efecto, este síndrome aparece cuando el individuo deja de tomar determinada sustancia, a la cual el organismo ya se había acostumbrado. Las manifestaciones del síndrome dependen de cada droga y de las particularidades de cada consumidor. Si bien, todos sus signos son una consecuencia del mecanismo de acción que las drogas ejercen sobre el cerebro.
De este modo, la ausencia de la dosis de droga que el organismo esperaba recibir provoca un estado de nerviosismo elevado. Es decir, el usuario experimenta un episodio de ansiedad de gran magnitud. Es el llamado popularmente mono.
Así, los síntomas de abstinencia pueden traducirse en síntomas físicos y alteraciones psicológicas. Entre ellos, irritabilidad, pánico, compulsión, tensión y temblor muscular, sensación de asfixia, dolor de tórax y taquicardias. Por tanto, gran parte de esta sintomatología se corresponde con una crisis de ansiedad.
La cocaína y los estados ansiosos
La cocaína se trata de una droga que estimula el sistema nervioso, es decir, lo agiliza. Ello provoca que se eleve la tensión arterial, el ritmo cardíaco, la sudoración corporal. Asimismo, pueden causar alteraciones del pensamiento, alucinaciones, malestar psico-emocional, bajo rendimiento intelectual y ansiedad. De ahí que sea habitual que los consumidores de cocaína terminen tomando sustancias sedantes —alcohol, tranquilizantes o heroína— para calmar sus efectos.
Así pues, más allá de la dependencia psicológica que genera esta droga, existe un gran número de complicaciones neuropsiquiátricas asociadas a ella. En este aspecto, entre las alteraciones de los estados emocionales que produce su consumo se encuentran episodios intensos de ansiedad.
En efecto, la presencia de cuadros ansiosos y ataques de pánico en quienes consumen cocaína de forma puntual y, sobre todo, continuada resultan frecuentes. Dichas crisis de angustia aparecen, en un principio, como efecto directo de su uso. Pero, más tarde, pueden suceder sin que exista presencia de cocaína en el organismo.
El mayor riesgo de esta consecuencia psiquiátrica estriba en la tendencia a utilizar otras drogas depresoras para reducir la ansiedad. Es por ello que muchos usuarios de cocaína terminan manifestando problemas de alcoholismo.
Por último, un ejemplo de relación entre la ansiedad y el consumo de cocaína se halla en el síndrome de abstinencia que promueve esta sustancia nociva. Así, cuando se supende su consumo, se producen alteraciones de gran malestar psicológico, acompañadas de un intenso deseo por consumir nuevamente. Esto hace que los usuarios de cocaína y, especialmente, los cocainómanos experimenten fuertes cuadros de ansiedad cuando abandonan su uso.
No obstante, el síndrome de abstinencia asociado al consumo de cocaína no se presenta tan duro como el que provoca otras drogas. Su duración media suele rondar los cuatro días; si bien, ello depende de diversos factores.
Conclusión
Actualmente se sabe que la ansiedad y el consumo de cocaína u drogas se influencian y mantienen un estrecho vínculo en varias ocasiones. Pues, una es el origen de la otra. Sin embargo, esta relación bidireccional hace complicado saber cuál de ellas es la causa y cuál es el efecto.
No obstante, quienes sufren de serios problemas de ansiedad tienden a emplear a sustancias sedantes, ya sean drogas ilegales como legales, para aliviarla. Mientras que, en el caso de consumidores de cocaína con cuadros ansiosos, la ansiedad se muestra como un efecto secundario de su uso o abuso. Al menos en la mayoría de estos sujetos.
Con todo, existen casos de personas ansiosas que acuden a la cocaína buscando sensaciones placenteras, desinhibición o mayor seguridad en sí mismos. Su uso tiene, inicialmente, una finalidad de mecanismo de afrontación ante situaciones que podrían elevar los niveles de nerviosismo y temor.
La cocaína, como cualquier otra sustancia psicoactiva, tiene en común con el trastorno de ansiedad que es una enfermedad mental o psicológica . Pues, ambas son consecuencias de un trastorno cerebral con una base fisiológica. A partir de ahí, muchos son los síntomas que comparten la ansiedad y el consumo de cocaína, entre ellos, las crisis de pánico.En este sentido, el consumo de cocaína se revela como un claro enemigo de la salud mental y la estabilidad emocional del individuo. Máxime si se cuenta con antecedentes personales y familiares de enfermedades mentales.
Acudir a un centro de tratamientos de drogadicciones y trabajar con profesionales de la psicología será de gran ayuda. Tanto para combatir la drogodependencia como para controlar los problemas de ansiedad. Pues, una buena combinación de psicoterapia y tratamiento farmacológico devolverá al paciente el bienestar perdido.
Referencias consultadas
- Iglesias Fernández, R. (2016). ¿Qué relación hay entre la ansiedad y el consumo de drogas? Recuperado de https://neuronados.wordpress.com/2016/03/18/que-relacion-hay-entre-la-ansiedad-y-el-consumo-de-drogas/
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- Mosquera, J. T., & Cote-Menéndez, M. (2005). Efectos toxicológicos y neuropsiquiátricos producidos por consumo de cocaína. Revista de la Facultad de Medicina, 53, p. 10-26. Recuperado de https://revistas.unal.edu.co/index.php/revfacmed/article/view/43483
- Rubio, G. y Santo-Domingo, J. (2004). Todo sobre las drogas. Información objetiva para decidir y prevenir. Ediciones Martínez Roca. Madrid.
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