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La presencia de la cocaína en la sociedad
La cocaína es la droga ilegal más consumida en nuestra sociedad. Y, junto con el alcohol y el cannabis, es la sustancia psicoactiva que más tratamientos de desintoxicación demanda.
Atrás quedan las décadas donde se la considera una droga propia de los sectores sociales más pudientes. En los últimos decenios se ha popularizado y extendido a todos los estratos sociales. Debido al descenso de su precio y a la relativa facilidad para conseguirla.
Al ser una sustancia altamente adictiva, el número de personas adictas a la cocaína se ha incrementado notablemente. Como lo demuestran las estadísticas aportadas por los servicios sanitarios y por los centros de desintoxicación y recuperación de adicciones. Además, el consumo continuado de esta droga da cuenta de su poder adictivo.
Puede decirse, en líneas generales, que la cocaína se muestra como una droga asociada a la juventud. Su consumo se vincula al ocio nocturno y al consumo de fin de semana, en un primer momento.Como toda enfermedad bio-psico-social (y mental), la adicción a la cocaína presenta unas características que atañe a todas esas áreas del individuo. En otras palabras, su estado de salud físico, sus comportamientos y sus relaciones con el entorno perfilan su imagen.
Con todo, no resulta fácil establecer un perfil del cocainómano, ya que no existe un modelo único. No obstante, sí es posible contar con variantes comunes que nos permitan esbozar un perfil o un patrón de conducta afín.
Suele describirse al cocainómano como un sujeto nervioso, huraño, con un aspecto desmejorado.
Perfil del cocainómano
Los primeros contactos con la cocaína comienzan alrededor de los 16-20 años. La población masculina es, con diferencia, quien más la utiliza, ya que casi el 85% de sus consumidores son hombres. Entre los diversos formatos de empleo de esta droga, prevalece la preferencia por su consumo en polvo.
Sin embargo, uno de los grandes problemas que reviste su uso en la actualidad reside en su combinación con otras drogas. En este sentido, el uso sucesivo de cocaína y alcohol supone una práctica cada vez más usual entre la población que consume drogas. Pero también es posible encontrar un consumo paralelo a otras sustancias psicoactivas, tanto legales como ilegales. La razón radica en que la mezcla de dos o más drogas permite potenciar o atenuar los efectos de cada una.
Sin embargo, está confirmado que las personas que revisten patrones de politoxicomanías poseen una salud mucho más deteriorada. Porque el empleo de cocaína y otras drogas, como el alcohol o la nicotina, aumenta el efecto perjudicial de cada una de ellas. Además de generar mayor compulsión o adicción al consumo de cocaína.
Asimismo, el patrón de consumo mixto que tienen muchos cocainómanos con diversos tipos de drogas, exige aplicar tratamientos distintos. Y, por supuesto,hacen de su tratamiento de desintoxicación un proceso más arduo y complejo.
Precisamente, el ingreso de estos individuos a centros de rehabilitación de drogodependencias nos permite esbozar un perfil del cocainómano general. De sus estadísticas se desprende que el sujeto que consume cocaína suele ser hombres de entre 35 y 40 años; con un nivel de estudios secundarios o sin terminar y activo a nivel laboral; y que llevan entre 15 y 20 años consumiendo cocaína. En torno a la mitad de ellos existe un historial de policonsumo de 2 o más sustancias.
Rasgos físicos y comportamientos del cocainómano
Aunque hayamos dado un perfil del cocainómano genérico es importante dejar claro que no debemos ceñirnos al mismo. Porque, como se ha dicho, el consumo de cocaína sigue en aumento y se expande a todas las capas sociales. Además, teniendo en cuenta que quien consume cocaína tarda muchos años en pedir ayuda, los usuarios actuales pueden ser diversos.
Sin embargo, a la hora de contemplar un perfil del cocainómano se debería tener en cuenta sus comportamientos. Pues, las conductas de las personas que consumen cocaína tienden a repetirse entre estos individuos. Desde los cambios extremos de humor, hasta sus relaciones conflictivas con el entorno. Además de la imagen física, acciones extrañas, características de personalidad y una tendencia a cuadros paranoicos.
A nivel físico, suele describirse al cocainómano como un sujeto nervioso, huraño, con un aspecto desmejorado por sus trastornos alimenticios y sus insomnios. Asimismo, las conductas compulsivas, los problemas económicos y la tendencia a la mentira son rasgos que comparten los adictos.
No obstante, el deterioro bio-psico-social progresivo que experimenta el adicto pasa desapercibido para él. De ahí su tendencia a negar su adicción y demorarse tanto en comenzar un tratamiento de recuperación de su salud. Otro rasgo muy común de los cocainómanos.
Ello se debe a que su mecanismo neuronal de memoria eufórica selectiva los lleva a recordar solo los efectos placenteros del consumo. Obviando, por tanto, las consecuencias negativas que provoca el consumo de cocaína.
Los próximos cocainómanos
No podemos centrarnos solo en el perfil de las personas que han iniciado un tratamiento de desintoxicación. También está la población consumidora que aún no se ha decidido a solicitar ayuda profesional.
En este aspecto, existen numerosas investigaciones que confirman, al menos, el uso de cocaína en jóvenes universitarios. Tal vez nunca lleguen al punto de convertirse en adictos, pero eso no invalida su hábito de uso o abuso de esta sustancia.
Algunos estudios determinan que el 44 % de los universitarios de algunos campus españoles consumen cocaína. Ya sea de forma esporádica —22 %—, con frecuencia —el 18%—o de forma permanente —un 4%. Asimismo, muchos de ellos presentan hábitos de policonsumo de diversos tipos de drogas —alcohol, tabaco, cannabis, drogas de diseño. Se trata en su mayoría de estudiantes varones, de clase media, sin trabajo y que residen en el domicilio familiar.
Además, siguiendo los patrones que preceden a las solicitudes de tratamiento, sabemos que se demora unos 15 años el ingreso. Así, estos universitarios usuarios de cocaína, en el 86 % de casos, no han recibido nunca tratamiento para dejarla. Entonces, cabe esperar que en un futuro a medio plazo haya un cambio en el perfil de las personas cocainómanas.
Sin embargo,se observa que un elemento que no parece cambiar entre una y otra generación de consumidores es la desinformación. En efecto, a día de hoy siguen sin conocerse los efectos perjudiciales que la cocaína causa a la salud. Más allá del daño que genera en la perforación del tabique nasal, se desconocen sus efectos a corto y a largo plazo. Lo que indica que aún queda mucho trabajo socioeducativo por realizar para concienciar sobre los estragos que produce la cocaína.
Referencias Bibliográficas
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