El consumo de cocaína ya no es un tema tabú en nuestra sociedad. Cada vez la droga está más a pie de calle y es más accesible para las personas.
Cada vez es más alto el número de enfermedades asociadas al consumo de drogas. Según datos del Informe Mundial sobre drogas de la ONU, casi un 6% de la población consumió drogas en el año 2017, y la producción de cocaína alcanzó su récord histórico llegando casi a las 2000 toneladas, un 25% más que el año anterior. A continuación, hablaremos sobre los síntomas que conlleva el consumo de cocaína.
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Síntomas de la cocaína: Devora la sustancia blanca del cerebro
Mientras la producción de droga aumenta, los cerebros de las personas consumidoras de cocaína se quebrantan con sus síntomas. Entre otros daños y perjuicios, la cocaína puede provocar la muerte directa a causa de la degeneración de la sustancia blanca del cerebro.
La sustancia blanca es la parte del sistema nervioso central que transmite correctamente la información cerebral. Coordina la comunicación entre los distintos sistemas del cuerpo humano.
A efectos leves la cocaína produce una estimulación en el sistema nervioso, causa breves sentimientos de euforia, aumento de la vivacidad del sujeto, locuacidad y sentimiento de poder. Los consumidores también pueden padecer sudores, inquietud y mareos, náuseas y vómitos.
Posteriormente aparecen efectos más agudos. El aumento de la frecuencia cardíaca y la presión arterial pueden llevar a ataques mortales, convulsiones y derrames cerebrales. El consumo de cocaína también causa problemas hepáticos, renales, respiratorios, dermatológicos y neurológicos.
Consumo de cocaína y síntomas en el cerebro
Desde la década de los 80 la adicción a la cocaína y sus síntomas son uno de los problemas sanitarios prevalentes en la sociedad . Actualmente la cocaína es la segunda droga ilegal más consumida en España (después del Cannabis) y la que genera más problemas sociosanitarios.La cocaína actúa inhibiendo los transportadores de noradrenalina y dopamina, y aumentando la biodisponibilidad de estos neurotransmisores en la hendidura sináptica.
En resonancias magnéticas cerebrales se ha visto que los consumidores de cocaína tienen -a diferencia de la población sana- una zona primitiva del cerebro hiperactivada. Es el llamado “estriado ventral”, que pertenece al circuito de recompensa, y está vinculado a favorecer comportamientos básicos, automáticos e impulsivos. En definitiva, en el cerebro de los consumidores de cocaína se refuerzan las estructuras que tratan la gratificación en detrimento de las que controlan procesos cognitivos como la regulación de la propia conducta y la atención.
Tratamiento de recuperación de adicciones
El enfermo adicto cuando empieza un tratamiento de recuperación de la cocaína, uno de los síntomas que padece es que está emocionalmente desbordado. La cronicidad e intensidad de la adicción requiere que la experiencia vivida por el paciente sea contada por él mismo y escuchada con empatía por el resto. Para el paciente es necesario contar su historia e ir deshaciendo el ovillo (o vaciando la mochila) en el que se ha convertido su vida durante el consumo de cocaína.
La narrativa propia del adicto es salir de uno mismo y ser testigo de su vida y experiencia desde fuera. Es precisamente desde esa distancia desde la cual el adicto puede empezar a encontrarle o darle un nuevo sentido a su vida queriendo cambiarla. Para esto el elemento clave y fundamental en el tratamiento de recuperación de la adicción son las terapias grupales. En ellas, los testimonios de unos y otros hacen ver al adicto su realidad desde otros ojos, son conscientes de cosas de sí mismos que no reconocen en primera persona , se sienten identificados con los compañeros y empiezan a entender la enfermedad y todo lo que conlleva.
El tratamiento de recuperación está muy basado en el diálogo, en el crecimiento interior y el autoconocimiento, en el apoyo en compañeros de tu misma condición y por tanto en el “efecto espejo” o identificación. Por ello se dice que los adictos se recuperan “entre ellos”. Radica en este aspecto la importancia de que los terapeutas que ayudan a adictos a recuperarse, sean también adictos recuperados y formados en la materia -para ayudar a sus iguales a superar la enfermedad-.
Cómo se siente el adicto cuando consume
Algunos se drogan con la intención de huir de su vida para formar parte de una experiencia de vida paralela y supuestamente placentera. En realidad no es más que un autoengaño; una distorsión de la realidad. Según el testimonio de una persona adicta a la cocaína ahora recuperada:
“Consumía para ser alguien que quería ser pero en realidad no era”.
Drogarse siempre trae consecuencias devastadoras. De forma progresiva, la enfermedad avanza, haciendo que cada vez te siente peor la droga, que vivas episodios de malestar físico y psicológico y síntomas de abstinencia.
A medida que la enfermedad avanza el adicto se acerca a su fondo personal (cada cual tiene el suyo) por lo que no se puede estandarizar lo denominado como “tocar fondo”. Lo que sí es general es la sensación de no poder más, de necesitar ayuda. En el momento en que te rindes y aceptas que solo no puedes salir del pozo en el que te encuentras, empieza el proceso de recuperación. Lo más importante del tratamiento de recuperación es seguir los pasos recomendados por los terapeutas y finalizar el proceso. Para superar la enfermedad de la adicción no existen atajos.
Referencias bibliográficas
- Amat Vendrell, A. (2019). Así devora el cerebro el consumo de cocaína. Recuperado de: https://www.lavanguardia.com/vida/salud/20190814/464075750382/asi-devora-cerebro-consumo-cocaina.html
- Mouzo, J. (2016). El consumo de cocaína provoca alteraciones cerebrales. Un estudio prueba por primera vez que el uso de esta droga causa cambios en la estructura de la materia gris. Recuperado de: https://elpais.com/elpais/2016/02/08/ciencia/1454956346_617690.html
- Valverde, C. (2005). ¿Quién está escuchando? La narrativa del paciente, caos y cronicidad. Atención Primaria, 36(3), pp. 159-161. Recuperado de: https://www.elsevier.es/es-revista-atencion-primaria-27-pdf-13077485
- Urigüen, L. y Callado, L. F., (2010). Cocaína y cerebro. Trastornos adictivos, 12(4), pp. 129-134. Recuperado de: https://www.elsevier.es/es-revista-trastornos-adictivos-182-pdf-S1575097310700258
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